Las ideas que cambian el mundo a veces parecen las más obvias, pero alguien tiene que formularlas. Fue el fundador y director del MIT Media Lab, Nicholas Negroponte, quien propuso el proyecto «One laptop per child» en el Foro Económico Mundial de 2005 y cuajó la necesidad de asignar a cada niño un portátil en el aula.
Varios países están implantando esta idea. Uruguay, pionero en Latinoamérica, comenzó a hacerlo en 2007, con el «Plan Ceibal», siendo el primer país del mundo en asignar un portátil para cada niño de educación primaria.
Críticos y detractores del Plan Ceibal
Desarrollar el Plan Ceibal en Uruguay no fue fácil. Hubo que establecer varias etapas de implementación. La fase piloto se desarrolló en Villa Cardal, un pueblo de apenas 1.300 habitantes y con 150 niños en una única escuela primaria. Fue la propia fundación «One Laptop Per Child» la que donó estos ordenadores.
Los ordenadores, llamados XO, son muy versátiles y están diseñados para rondar un coste de fabricación de 100 dólares USA. Incluyen software de código abierto y conectividad wi-fi. El éxito de la fase piloto del Plan Ceibal aceleró la implementación del programa en todo Uruguay, y por tanto, la educación digital de los niños del país.
Han pasado siete años y ya se ha entregado el XO «un millón». El programa no ha estado exento de críticas desde fuera y desde dentro, como la supuesta carencia de formación de los docentes, la enorme cantidad de XOs en desuso, el predominio de lo lúdico sobre lo pedagógico o la presunta ineficacia en diversas disciplinas.
Sin embargo, incluso las críticas más contundentes reconocen la transparencia del sistema, destacando que los estudios que ponen en relieve estas críticas han sido encargados por la propia organización del Plan Ceibal (pdf). Críticas al margen, hay que tener en cuenta que el Plan Ceibal es un proyecto de digitalización de aulas, no una ley para fijar el currículum educativo del país.
El Plan Ceibal cuenta con gran apoyo de varias asociaciones como esta. Además, ha generado proyectos al margen de las aulas, como este o este. Mirando más allá de los apoyos y de las críticas, es importante entender que la formación de un niño no necesariamente será mejor por tener un portátil propio, ni será peor por llevarse a cabo con una pizarra y tiza de toda la vida.
Las buenas ideas no sirven de nada si no se ponen en práctica. Uruguay supo ver el camino de futuro que planteaba la iniciativa «One Laptop Per Child», y se puso manos a la obra. El tamaño y la demografía del país facilitan la implantación de proyectos que, a la larga, serán beneficiosos para los uruguayos y muy probablemente abrirán el camino a otros países a seguir su ejemplo.
(Fotos: Wikimedia Commons)