¿Cómo consiguen los hospitales públicos de una ciudad de casi 8 millones de habitantes garantizar sus reservas de sangre, cuando solo 2 de cada 1.000 habitantes son donantes altruistas? Fácil: obligando a otros a donar a cambio del alta de un familiar ingresado. Gracias a este procedimiento, se suman otros 70 donantes más por cada 1.000 habitantes. El sistema de donación de sangre en Ciudad de México es un interesante tema a desentrañar, donde se mezclan argumentos clínicos y económicos.
Cuando un paciente está ingresado en un hospital público, desde el momento en que se le da de alta, está obligado encontrar un número de conocidos que acudan para donar sangre. El enfermo no puede irse de allí hasta que no hayan donado una cierta cantidad de personas. ¿Cuántos donantes hacen falta para que le concedan el alta a un individuo? Pues depende de varios factores. Para la mayoría de enfermedades, lo más común es dos donantes. Ilustremos este caso con un supuesto paciente, al que llamaremos «Guille». Ahora volveremos a él.
En el otro extremo, tenemos a los pacientes que más donantes necesitan aportar para ganarse su alta médica. Por ejemplo, un niño con cáncer que sale de un tratamiento necesitará hasta 15 donantes, según el testimonio de la enfermera que estuvo al cuidado de la donación que sirvió para escribir este artículo. Ilustremos este caso con un supuesto niño enfermo de cáncer, al que llamaremos «Quimi». Como decía, la familia de Quimi tendrá que aportar hasta 15 donantes de sangre, en parte por la gran cantidad de sangre que requieren sus tratamientos. Ojo, digo en parte porque también entra en juego otro factor. ¿Lo adivinan? Sí, el estatus socioeconómico del paciente.
Donación de sangre y plaquetas… y algo más
Antes de entrar en ese tema, también hay un factor importante, y es que cada donante de sangre solo cuenta por una persona, mientras que los donantes de plaquetas cuentan doble, al ser una donación más compleja y selectiva. Los primeros tardan tres meses en poder volver a donar en condiciones normales, mientras que los segundos tardan 10 días en poder volver a donar. Ahí tenemos a la madre de Quimi donando plaquetas cada diez días para completar el bingo del alta de su hijo. Por el contrario, muchos de los amigos de Guille podrían rehusar donar sangre alegando que quién sabe si en tres meses alguien más cercano necesitará una donación. Esto, lamentablemente, ocurre: la solidadridad condicionada.
En muchos hospitales públicos, a los pacientes se les realiza un estudio socioeconómico antes de su ingreso. Hay cuatro niveles, del 1 al 4. Los pacientes «1» pagan poco por su tratamiento, ingreso, etc, mientras que los pacientes «4» pagan más por todos los servicios hospitalarios. ¿Podría ser, en ese caso, que se diera la la circunstancia de que en función de tu nivel, también te exijan más o menos donantes? Si esto fuera cierto y Guille fuera rico, solo con que su amigo sanote del gym donase plaquetas, sería suficiente para su salida. Pero, con el mismo tratamiento, si Guille fuera pobre, a lo mejor le exigirían hasta cinco donantes.
Puede darse el caso de que mucha gente se vea obligada a donar solo por facilitar el alta de un ser querido, aun estando contaminada su sangre. En todos los casos, tras la donación, el personal médico que te atendió te pasa un cuestionario anónimo donde te piden sinceridad sobre el estado de tu sangre. La premisa es: «OK, ya has donado, y puedes irte con Guille a casa, pero ahora sé sincero y dime, ¿tu sangre tiene alguna infección o enfermedad?». Con todo, la donación de sangre en Ciudad de México obedece a tantos factores como individuos hay.
El proceso de donación dura hasta cinco horas. Generalmente hay dos turnos: a las 7:00 (hasta las 7:30) y a las 13:00 (hasta las 13:30). Cuando llegas en uno de esos dos intervalos, te ponen en una fila, te apuntan, te identifican, te pesan, te miden, te toman la temperatura, la presión y la frecuencia cardíaca y te extraen una muestra de sangre. Hacen el recuento de hematíes y demás y te pasan con un médico, que te hace una entrevista clínica. Con los datos de la muestra y tus respuestas, te dicen si eres apto para donar (sangre o plaquetas -por aféresis-) o no. Ahí comienzas a donar, que pueden ser varias horas más, y al terminar te dan el certificado de que has donado, que deberás entregar al trabajador/a social de la planta, y finalmente la mencionada entrevista de sinceridad.
Ah, y un pequeño refrigerio. Como tiene que ser.
PD: La imagen destacada y la del autobús corresponden a la flota de la Cruz Roja Mexicana, pero la donación que sirvió para documentar este artículo NO se realizó en ese centro.
Increíble. Solidaridad por cojones, lo que se dice. Gracias por mostrarme otras realidades.