La superpoblación de la capital de México ha provocado flujos sociales y económicos que afectan a todo el territorio. La ciudad es un corazón que bombea recursos en todas las direcciones del país, y todos esos recursos se dejan algo en su camino de ida y vuelta a ese corazón que es la ciudad monstruo.
El agua es, casi con toda seguridad, el recurso que más dinero mueve en el área metropolitana de Ciudad de México. La problemática es gigantesca, casi tanto como la extensión que ocupan sus casi 22 millones de habitantes. Es una partida de ajedrez en la que intervienen demasiados jugadores tocando todas las piezas simultáneamente.
Lo que una vez fue agua…
Resulta paradójico que la actual México DF fuera fundada sobre un lago, el lago Texcoco. Los primeros prehispánicos aprovecharon el carácter cenagoso de sus aguas para elevar formaciones de tierra que sostenían cultivos (las llamadas chinampas, aún visibles en Xochimilco) o bien la propia ciudad de Tenochtitlan, el germen de la actual capital de México.
Donde ahora vemos cerros de infinitas casas de cartón en contraste con lujosos edificios, no hace demasiado tiempo fueron colinas de bosques donde fluían ríos que allí desembocaban. La escasez de agua, desde luego, era algo impensable. Pero hoy, 22 millones de habitantes, unidos a las miles de fábricas e industrias, han disparado el consumo hasta llegar a amenazar el suministro a niveles alarmantes, agravado por el papel de las multinacionales que controlan el embotellamiento de agua.
El suministro actual de agua en la capital de México se realiza principalmente por sistemas tanto externos a DF como dentro de la propia ciudad.
- De los externos a DF, el sistema más explotado es el llamado Sistema Lerma-Cutzamala, consistente en dos ríos: el río Lerma (abastece un 31,5%) y el río Cutzamala (que abastece un 68,5% de ese sistema), además de varias presas, bombas de bombeo y plantas potabilizadoras. En total, este sistema provee a la ciudad de un 29,6% de agua.
- De los internos a DF, se recurre a pozos subterráneos. Como hemos dicho, el lago Texcoco ha ido secándose poco a poco (con la ayuda de los pobladores desde la época prehispánica), pero mucha de esa agua ha ido filtrándose a esos pozos subterráneos que ahora abastecen a la ciudad. Concretamente, las fuentes de Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco y Distrito Federal suministran un 24,28% del agua que se consume en México DF.
…ahora es un negocio redondo
Hasta aquí, los datos técnicos en cuanto al suministro. Pero parte de la cuestión del agua en DF viene dada por la política de explotación de los mantos acuíferos del país, como por ejemplo, el de Chiapas. La multinacional Coca-Cola ha penetrado en las comunidades indígenas con una maquiavélica técnica de marketing: vende sus refrescos muy baratos allí para gozar de licencias de extracción a precio de risa. México es el primer país consumidor de refrescos, algo muy grave cuando se trata de un país donde abundan docenas de tipos de frutas, por no mencionar que para producir un litro de coca cola hacen falta dos litros y pico de agua.
¿Y todo esto para qué? Para volver a vender a los mexicanos su propia agua embotellada, y así duplicar el negocio, hasta el punto de que México se ha convertido en el país que más agua embotellada consume del mundo. ¿Por qué el mexicano bebe agua embotellada y no del grifo directamente? Por los mismos supuestos motivos que los españoles o casi cualquier persona del planeta: la percepción de que el agua embotellada es más saludable, da mayor estatus al que la bebe, y está más controlada. Una estrategia redonda para las embotelladoras en México (y en todo el mundo), como Ciel (de Coca-Cola), e-Pura (de Pepsi), Bonafont (de Danone) o Nestlé, dueños de un negocio donde el agua que bebemos representa un 10% del costo de la botella.
¿Beber o no beber del grifo?
En el caso concreto de México, ¿es seguro beber agua del grifo? Depende de la zona. Entre Mixcoac e Itzapalapa, hay un abanico de calidades de agua que hacen más o menos recomendable su consumo. Es un hecho que existe riesgo de infecciones bacterianas al consumir agua directamente del grifo, pero muchas veces, los primeros síntomas tan solo son un proceso de adaptación, ya que nuestro cuerpo ha sabido evolucionar desde los tiempos en que no era necesario purificar y embotellar el agua.
Embotellar agua indiscriminadamente aumenta todavía más la falta de transparencia sobre la potabilidad del agua en México DF. Además, las consecuencias medioambientales de producir agua embotellada ya son devastadoras.
Otra parte del problema es que un 40% del agua se pierde entre las purificadoras y el grifo del consumidor. El mal estado de muchas tuberías de la ciudad hace que ese agua vuelva a depositarse en los pozos subterráneos que mencionábamos al principio… y que vuelva a extraerse y a ser vendida.
Hay numerosos artículos y documentales que ahondan en la cuestión del agua en DF. Recientemente, el documental «H2Omx» ha drenado a fondo este tema, revelando datos estremecedores, pero también esperanzadores, sobre este negocio en México: