La agencia de estudios mundiales The WIN/Gallup International publicó recientemente un estudio sobre la obesidad en el continente americano. Los datos son muy relevantes en todos los casos, pero llama la atención el caso de varios países, y en concreto, el de México.
Es llamativo porque los datos que ofrece el estudio adquieren una dimensión diferente cuando tenemos en cuenta el contexto del país. Los hábitos alimenticios están muy marcados por la gastronomía, y esta es un reflejo de la sociedad. Por tanto, es importante leer los datos que vienen a continuación teniendo en cuenta el ingreiente principal de la dieta mexicana desde hace miles de años (el maíz) y la situación socioeconómica del país.
Un asunto de salud
Antes de nada, conviene recordar que la obesidad no es un problema estético, sino de salud. Los gobiernos lo saben, porque a mayor obesidad, mayor propensión a sufrir enfermedades cardiovasculares, y mayor gasto (a priori) en Sanidad. Eso, en teoría, porque no sería descartable pensar que haya gobiernos que facilitaran este ciclo para beneficiar a las compañías de seguros.
Conspiranoias políticas aparte, volvamos a México. El mencionado estudio sitúa a México como el país de Latinoamérica más reacio a cambiar sus hábitos alimenticios. En concreto, un 50% no cambiarían su actual dieta. Ahí es donde entra el culto al maíz, una circunstancia que se da entre la tradición y la necesidad. La variedad de recetas basadas en el maíz, desde el desayuno hasta la noche, pasando por multitud de bebidas, está muy arraigada en la cultura mexicana. Y, en un país donde hay mucha desigualdad social, los derivados del maíz representan la garantía de que todos se irán a dormir con al menos una comida al día. Para que os hagáis a la idea, una bolsa con unas cincuenta tortillas de maíz cuesta unos 50 céntimos de euro.
Un dato revelador es que, según la OMS, existe un 62% de sobrepeso en la región, pero solo un 44% han declarado tener sobrepeso en el presente estudio. Por tanto, la brecha entre la autopercepción y el problema real es bastante grande. Por sexos, el 40% de los hombres declara tener sobrepeso frente a un 52% de ellos que realmente lo tiene, en base al IMC, y un 46% de mujeres lo declara frente a un 43% de ellas que realmente lo tiene (en base igualmente al IMC). En México, el 38% de personas con sobrepeso NO se declara con sobrepeso.
Este dato choca con otro muy importante y aparentemente contradictorio: un 74% de los mexicanos consultó al médico por problemas de sobrepeso en el último año. Es el país de Latinoamérica (de los 9 países del estudio) que más puntuación presenta en este aspecto. La obesidad, por tanto, es un problema que todavía muchos tienden a ignorar, incluso en la propia consulta del médico.
¿Las causas? Obviamente, el ritmo de vida de los mexicanos, que impone muchas veces una dieta pésima, la escasa afición a hacer deporte (ya sea por falta de tiempo o de costumbre), y la falta de concienciación entre la población. Aún cuesta encontrar locales con comida más sana, pero la capacidad de adaptación de México hará que cada vez sean más presentes estos locales.
Líderes en obesidad infantil
La obesidad infantil en México tiene el dudoso honor de estar a la cabeza mundial, desde que en 2013 superó a EE.UU. En México, además, es un campo en que actualmente se libran dos batallas: el sobrepeso en los niños y los focos de malnutrición, en muchos casos incluso simultáneamente. El tema alcanzó su punto álgido desde que en diciembre de 2013 falleciera el primer niño mexicano por obesidad como causa directa.
Finalmente, no todo son malas noticias. En los últimos años, toda la región de Latinoamérica ha conseguido disminuir los niveles de hambre, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO, en inglés). El hambre y la obesidad son dos problemas que muchas veces van de la mano. Aún queda mucho trabajo por hacer, pero, como diría aquel, «ni tanto, ni tan poco».